"Ninguna idea es imposible de realizar, por muy loca que parezca".
Ese es el mensaje que transmite lo que se le ocurrió a Jenaro Gajardo Vera, el talquino que inscribió la Luna a su nombre en 1954. Durante años se consideró la historia como un mito urbano, pero el hecho realmente sucedió y ahora revive en el marco de una campaña gubernamental que busca incentivar la innovación de los chilenos.
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